Las
acciones como toser, caminar y reír, producen que nos den ganas de ir al baño.
Ello se debe a la perdida involuntaria de orina, lo cual, es el caso de muchas
mujeres, que por sentir vergüenza, esconden dicho secreto ante los demás y a su vez, sufren en
silencio.
Hay
muchas mujeres que consideran que es normal la perdida involuntaria de orina
después de haber tenido hijos o una determinada edad. Sin embargo, cuando la persona que la padece,
la oculta por temor al que dirán, producen que el estado de su problema se
agrave. Por ello, es recomendable, acudir a un médico especialista y no sentir
vergüenza por lo que nos pasa, ya que, si es tratada a tiempo, no sentiremos
incomodidad cuando realicemos las actividades descritas anteriormente.
Según el Dr. Arturo Dell Oro, urólogo
de Red Salud UC, “existen dos tipos de incontinencia de orina. Una es la de
urgencia, que por el aumento de la sensibilidad y/o hiperactividad del músculo
detrusor de la vejiga, la pared muscular lisa que se contrae al orinar y se relaja
cuando se llena este órgano, hace que la paciente sienta ganas de ir al baño constantemente
y en ocasiones no alcance a llegar. La otra es la incontinencia por esfuerzo.
En ésta, hay un escape de orina en toda actividad que implique el más mínimo
esfuerzo, como toser, reír, hacer deporte y tener relaciones sexuales, por
nombrar las más habituales”.
Uno de los factores que influye en el
escape de la orina es la edad. Entre los 40 y 65 años la enfermedad se
manifiesta con mayor frecuencia, ya que, con el paso de los años, los
ligamentos que soportan la uretra se van debilitando. A su vez, también influye la cantidad
embarazos y partos que ha tenido una mujer.
De acuerdo a lo que dice dicho doctor, “lo importante es destacar que las
pacientes no tendrán este problema ni al mucho tiempo después de un año ni a los
cinco años de haber sido mamás, pero sí pueden experimentarlo”.
Sin embargo, para dicho problema hay
una operación que se realiza en el caso de que la mujer sufra de incontinencia
por esfuerzo, la cual afecta de manera significativa la calidad de vida de la
paciente y cuando el tratamiento Kinésico ha fallado. Dicha operación consiste en poner una malla
sintética debajo de la uretra para limitar la hipermovilidad producida por los
ligamentos flojos. Afortunadamente, la
tasa de éxitos de este proceso es alta, ya que funcionan adecuadamente un 90%
de los casos. Por ello, la persona va a
poder tener una vida normal y si tose, ya no va a tener un escape de su orina
de manera involuntaria.
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