sábado, 15 de noviembre de 2014

Cuando se requiere depender físicamente de los familiares..


Junto con la dependencia económica, la dependencia física es un temor del que muchas veces no son conscientes la mayoría de los adultos mayores. Los casos en que la dependencia física es grave, son relativamente  escasos.  La mayoría de las personas de dicho grupo etario necesitan depender de los demás sólo un poco más que cuando estaban más jóvenes, puesto que, muchas veces requieren ser movilizados en un automóvil, que los ayuden a vestirse, alimentarse, bañarse, es decir, que estén a su lado para satisfacer sus necesidades básicas.  A su vez, cuando requieren esos tipos de ayuda, generalmente les piden a sus familiares, ya que ellos les brindarán su apoyo para que estén bien tanto física como mentalmente.

Muchas de las enfermedades que podrían provocar que los adultos mayores se conviertan dependientes de los demás  se podrían solucionar con dispositivos como lentes de medida o con técnicas compensatorias como pagar a una empresa de mudanza.  Está surgiendo una nueva disciplina llamada “gerotecnología”, la cual intenta abarcar los factores implicados en el uso efectivo de la tecnología moderna para proporcionar ayudas ambientales y rehabilitación a los adultos mayores físicamente enfermos.

Los cambios físicos en el funcionamiento desde los setenta hasta los ochenta años, para la mayoría de las personas de dicho grupo etario, son menos graves de lo que se podría esperar.  En esta década, se pueden observar pocos o ningún declive en las funciones sociales y económicas, como también, sólo hay un declive moderado en las funciones mentales, físicas y de actividades de la vida diaria.  Sin embargo, una deficiencia en un tipo de función durante la adultez mayor temprana, predice mayores declives en otras funciones conforme van pasando los años.  Cabe recalcar, que las personas que se encuentran más susceptibles a tener un deterioro en la adultez mayor, son los que tienen un  bajo nivel educativo, las personas que tienen baja economía y los que viven solos.

Aunque los adultos mayores necesitan sentirse autónomos tanto física como económicamente, ello no implica que les agrade estar solos.  Sin embargo, es muy probable que ellos se queden solos.  Asimismo, las personas de dicho grupo etario que tienen ascendencia china o  japonesa que viven actualmente en Estados Unidos es más probable  que vivan con sus hijos que las personas que de origen anglosajón, lo cual sugiere que el cambio de hogares es particularmente resistente a la aculturización y modernización. Como también, otros autores  expresan que la disposición diferente de los hogares de las minorías de adultos mayores se puede explicar por medio de patrones diferentes de estado civil y expectativas de vida.

 


Referencia:

Schaie, W y Willis, S. (2003). Psicología de la Edad Adulta y la Vejez. España: PEARSON EDUCACIÓN, S.A.

Temor a la dependencia económica


Casi todas las familias mantienen una actitud reciproca al momento de relacionarse con las personas que conviven en ella, por ello, dicha conducta permite que los miembros puedan depender económica, física o emocionalmente de los demás, ya que perciben el apoyo que les manifiestan diariamente.  A su vez, se puede decir que la adultez mayor quiebra el frágil equilibrio entre la dependencia e independencia que existe en la mayoría de los adultos.

Los mayores temores que experimentan las personas de dicho grupo etario, se refieren a sucesos que son poco probables que ocurran. Sin embargo, dichos sucesos no son poco realistas, ya que, aunque es muy extraño que se susciten, sus efectos traerían consigo resultados devastadores.  Por otro lado, los adultos mayores tienen temor a  que un ladrón entre a su casa y se lleven todas sus pertenencias, ya que, ellos se muestran  ante ellos como victimas débiles, las cuales, es más fácil llevarse sus bolsos, debido a que piensan que tienen menos fuerza y agilidad.  Sin embargo, a pesar de lo descrito anteriormente, dichas personas se muestran como la población menos afectada en ese aspecto.

Los adultos mayores también tienen temor a la “senilidad”, aunque la disfunción cerebral no es demasiado común, incluso entre las personas que tienen de 85 años a más. Tienen temor a que ocurra un evento que los deje sin ahorros para poder subsistir el tiempo que les queda por vivir, aunque la mayoría de los adultos mayores viven con una seguridad económica razonable, puesto que, muchos de ellos han ahorrado el sueldo que reciben de su jubilación y también, en muchas oportunidades reciben dinero de fuentes externas como son negocios o  de sus hijos.

La asistencia sanitaria ha mitigado el impacto económico de las enfermedades que presentan las personas de dicho grupo etario. El aumento del costo en la atención sanitaria, ha ido llevando a decisiones políticas que en un futuro quizás se  necesite que los adultos mayores contribuyan en gran medida al precio de los medicamentos y servicios o que renuncien al cuidado de calidad.

Asimismo, durante la época pasada, algunos adultos mayores decían que las dificultades económicas son un problema principal en la etapa del ciclo vital  en la que se encontraban.  Un estudio de Atchley (1993) sugería que sólo el 10% de los varones y el 20% de las mujeres de una muestra de una comunidad pensaban que sus ingresos no eran insuficientes.  Sin embargo, dicha afirmación tan optimista se debe de interpretar con cautela, puesto que, se ha encontrado que la satisfacción de una persona con sus ingresos puede estar sólo indirectamente relacionada con el ingreso real.

 Lo que se muestra como más importante es si el individuo siente que se encuentra económicamente bien o estable al comparar su situación actual con otras personas y consigo mismo en el pasado.

 

Referencia:

Schaie, W y Willis, S. (2003). Psicología de la Edad Adulta y la Vejez. España: PEARSON EDUCACIÓN, S.A.