Las
deficiencias en la audición y visión en los adultos mayores, son los que más influyen de una
manera negativa en su adaptación.
Nuestra vista, con los pasos de los años, se ve alterada producto del
proceso del envejecimiento normal y también, puede provocar disfunciones
perceptivas.
El tener una vista que no funcione
adecuadamente, puede traer consigo una serie de accidentes para el adulto
mayor, ya que si un día, está caminando de noche por la sala de su casa y no se
percata que había un adorno en el suelo, puede sufrir una caída o un golpe muy
fuerte. Sin embargo, esta alteración en la vista no solo puede producir accidentes
en el hogar o en la calle, también, puede afectar las relaciones sociales que
tenga con el entorno en el cual se desenvuelve y no le va a permitir realizar
con normalidad sus actividades diarias, como el bañarse, vestirse, cocinar, ver
televisión, entre otros.
Por
lo tanto, dichas alteraciones, dificultan la adaptación de dicho grupo etario a
los nuevos cambios que experimentan en el proceso del envejecimiento y también,
hacen que sean más proclives de presentar
estados de ansiedad, trastornos depresivos, inadaptación al medio, pérdida de
autoestima, como también, sentimientos de aislamiento y soledad, incidiendo
negativamente también sobre la estimulación cognitiva. En definitiva, la
pérdida de visión puede tener consecuencias físicas, psicológicas y sociales
desfavorables para las personas que lo presentan. A su vez, se puede observar
que la percepción auditiva es muy sensible a los efectos del transcurso de los
años. Bess (1989) expresa que la pérdida auditiva influye de una manera no
óptima en la adaptación y calidad de vida de los adultos mayores, ya que ello
reduce las actividades que realizaba anteriormente, como también, sus contactos sociales.
Las
personas que presentan una severa hipoacusia tienen tendencia en vivir en un
entorno más ruidoso, puesto que, el no poder oír sonidos bajos, requieren de
más volumen en su televisor, en la radio, lo cual, puede traer molestias en las
personas que viven a su alrededor. Al mismo tiempo, piden que les repitan lo
que hablan debido a una pérdida de la
audición. Se dice, que las áreas
cerebrales de la percepción auditiva y visual no se ven afectadas gravemente
por el transcurso de los años.
Referencia:
Muñoz,
J.( 2002). Psicología del envejecimiento.
Madrid: Ediciones pirámide.