sábado, 4 de octubre de 2014

Cuando yo ya no pueda….


 

 
Este video nos expresa como con los pasos de los años, las cosas que hacíamos de pequeños, regresan a nuestra vida cuando nos convertimos en Adultos Mayores.  Esta historia nos muestra el mensaje de un padre para su hijo, el cual, le pide que comprenda el proceso de cambios por el cual está pasando actualmente, como es olvidarse de las cosas al repetir en varias oportunidades una misma historia, tener incontinencia, no tener ganas de asearse y  no comprender como utilizar objetos tecnológicos o términos.

Los hijos debemos de  valorar todo lo que nuestros padres han hecho y hacen por nosotros desde que somos pequeños, ya que, anteriormente, requeríamos del cuidado y protección de ellos para poder subsistir. Por ejemplo, cuando no teníamos sueño, nuestros padres no contaban un cuento repetidas veces, hasta que cerremos nuestros ojos, también, cuando no queríamos bañarnos después de un largo día de juegos, nuestros padres, nos contaban una historia, la cual, convertía la hora del baño en una aventura fantástica.    

Por ello, cuando ellos se convierten en  Adultos Mayores, requieren de nuestro cuidado, como es: ayudarlos a alimentarse, escucharlos cuando nos quieren contar una historia aunque la hayamos escuchado en repetidas oportunidades, tenerles paciencia cuando no entienden algo y si no tienen ganas de asearse, comprenderlos no molestándonos con ello, ya que al igual que nosotros, hemos pasado por lo mismo y necesitan de nosotros para continuar por el sendero de su vida.

Tenemos que agradecer a nuestros padres por todo lo que nos han dado, devolviéndoles todo nuestro cariño por ellos con nuestro cuidado y compañía, ya que al igual que ellos están pasando por una serie de cambios, de las cuales, se están adaptando poco a poco, nosotros, en un momento vamos a experimentar las mismos cambios y vamos a necesitar de nuestros seres queridos para poder continuar con nuestras vidas.
 
 
Referencia:

Kalisuqui. (10 de Junio del 2010). Reflexión por el día del Adulto Mayor: Perú. (Archivo de video). Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=Ra8QMNKUzZg. 

“Una enfermedad neurodegenerativa llamada Alzheimer”



La enfermedad de Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa, que se manifiesta como deterioro cognitivo y trastornos conductuales. Se caracteriza por una pérdida progresiva de la memoria y de otras capacidades mentales, a medida que las células nerviosas mueren y diferentes zonas del cerebro se atrofian.  La edad avanzada es el principal factor de riesgo para sufrir esta enfermedad, aunque en una minoría de casos se puede presentar incluso en edades menores a 60 años. Entre el 2% y el 3% de los menores de 65 años muestran signos de la enfermedad, el 8% entre los mayores de 65 y hasta el 25% y el 50% en los mayores de 85 años.

Los síntomas más comunes de la enfermedad son alteraciones del estado de ánimo y de la conducta, (arrebatos de violencia...) pérdida de memoria (incluso no reconocer a familiares, etc), dificultades de orientación, problemas del lenguaje y alteraciones cognitivas. La enfermedad suele tener una duración media aproximada de 10-12 años, aunque esto puede variar mucho de un paciente a otro y ésta pasa por diferentes fases. En la inicial el enfermo mantiene todavía su autonomía pero en la intermedia y la terminal, el paciente pasa progresivamente a ser dependiente. En la actualidad no existe cura para la enfermedad, pero sí tratamientos que intentan reducir el grado de progresión de la enfermedad y sus síntomas.

Anualmente es recomendable a partir de los 60 años hacerse análisis de sangre para medir el colesterol, el azúcar y la homocisteína, y cada seis meses tomarse la tensión arterial para comprobar que sigue en los valores normales. Además del tratamiento farmacológico, existen ciertas evidencias de que la estimulación cognitiva ayuda a ralentizar la pérdida de funciones cognitivas. Esta estimulación deberá trabajar aquellas áreas que aún conserva el paciente, de forma que este entrenamiento permita compensar las pérdidas que el paciente está sufriendo con la enfermedad.  Si bien es un mal progresivo e irreversible, según los expertos, es posible retrasar su aparición llevando unos hábitos de vida saludables:

- Una dieta equilibrada: la obesidad no es precisamente un aliado contra el Alzheimer; el sobrepeso, la hipertensión, el colesterol o la diabetes son factores de riesgo que pueden acabar acarreando Alzheimer.

- Practicar ejercicio tanto físico como mental: mantenerse en buena forma física y practicar algo de ejercicio diariamente puede llegar a reducir a la mitad el riesgo de demencia. Además, mantener la mente ágil es fácil si la ejercitas durante al menos 40 minutos al día. Puedes hacer crucigramas, leer, escribir, aprender algo nuevo...

- Llevar una vida social plena: llevar unos hábitos saludables, cuando se hace en pequeños grupos es más sencillo, porque se mantiene una mayor motivación.

Por ejemplo, jugar a las cartas no sólo te hará pasar el rato; es otra manera más de ejercitar la mente, controlar el estrés y no sentirse aislado.


- Por ello, es recomendable visitar a un médico esporádicamente para saber cómo se encuentra su salud física como mental actualmente, como también, consumir una dieta balanceada, rica en proteínas y minerales, realizar ejercicios, como es caminar por un parque cercano a nuestras casas, mantenernos en contacto con nuestros familiares y amistades más cercanas, como también, ejercitar nuestra mente, como es jugar a las cartas, ya que dichos consejos, contribuyen a retrasar la aparición de dicha enfermedad. El doctor Martínez Lage opina que el alzheimer hay que entenderlo como el resultado de nuestra interacción con el ambiente y el estilo de vida que hayamos seguido.

 


Referencia:

Portal de la tercera edad en internet. (2014). El Alzheimer. España: Datacom Multimedia, S.A.  Recuperado el 04 de Octubre desde http://www.tercera-edad.org/salud/alzheimer.asp

Integración social y habilidades funcionales en adultos mayores


 
Este estudio tiene como objetivo identificar la relación entre las variables: habilidades funcionales e integración social en una población adulta mayor, como también, conocer si existen diferencias en función del género, edad, estado civil de los participantes. Los resultados que se obtuvieron en dicho estudio, muestran diferencias significativas en la integración social en función del estado civil, siendo mayor en los adultos mayores solteros y viudos. Asimismo, se concluyó que la autonomía y las habilidades funcionales de este grupo etario, se encuentran estrechamente vinculadas con la frecuencia en que dichas personas realizan actividades físicas, como también, de integración social en la sociedad en la cual se desenvuelven. Por ello, se  le da importancia  a realizar las actividades descritas anteriormente, para que así, disfruten de una adecuada calidad de vida y se retrasen los cambios biopsicosociales que pueden adquirir los adultos mayores.

La adultez mayor es considerada como un periodo en el que la persona experimenta numerosos cambios, que si bien dependen del estilo de vida, y del sistema social y familiar, influyen continuamente en las diversas áreas de funcionamiento (Popolo, 2001). En algunos contextos, la adultez mayor se ha relacionado a la pérdida constante de capacidades, principalmente relacionadas con el aspecto físico; en estos casos, los estereotipos de la cultura occidental frente al envejecimiento han llevado a que las personas experimenten cierto temor frente a la llegada de esta etapa de desarrollo, que puede traer como consecuencia un aislamiento social. Por consiguiente,  se brinda importancia a la  existencia de los sistemas de apoyo social, familiar y de la salud (Ocampo, 2004).

Las personas a medida que van pasando los años, sufrimos una serie de cambios tanto internos como externos, los cuales, al llegar a la etapa de adultez mayor, se va a presentar una disminución en el funcionamiento adecuado de nuestros órganos, lo cual trae consigo, que dicho grupo etario se vuelva más vulnerable a contraer enfermedades, como también, van a presentar mayor dificultad para realizar sus actividades básicas de la vida diaria como bañarse, cambiarse, alimentarse, lavarse y para enfrentar las demandas del ambiente, lo cual les dificulta tener una vida independiente.

Si se origina una pérdida de las habilidades funcionales normales, la persona, los roles y tareas definidos socialmente se ven afectados, y el nivel de socialización del adulto tiende a disminuir (Ocampo, 2004). Es allí donde aparece el concepto de discapacidad, definido por Bejarano (2005) como un estado en el que se encuentran las personas que, por razones ligadas a la pérdida de capacidad física o intelectual, requieren de la asistencia o ayuda para realizar actividades de la vida diaria. Tal situación lleva a que aumente la dependencia de otros y ocasiona sentimientos de frustración, inutilidad y tristeza por la pérdida de control sobre la vida propia.

Por ello, la disminución en la capacidad funcional se afronta de manera más positiva cuando el adulto mayor cuenta con un entorno ambiental seguro, vínculos familiares, un ingreso económico estable y acceso a la atención en salud (Pérez & García, 2003).

Otro aspecto importante, y con el cual existe una fuerte relación, es el nivel de socialización que tenga el adulto mayor. La participación que tengan en los sistemas sociales tiende a disminuir en esta etapa, reforzando la marginación social y ocasionando la pérdida de satisfacción proveniente de este sistema. De esta manera, el proceso de socialización se ve afectado en esta etapa por la disminución inicial del contacto con familiares y amistades, relacionada con las limitaciones que aparecen a nivel de salud y que pueden perjudicar el contacto con otros.  Por consiguiente, es esencial fomentar en los familiares que convivan o mantengan cercanía con un adulto mayor, que los visiten, les hagan saber que se preocupan por su salud, como también,  les brinden afecto, para que así, no se sientan solos y en el caso de que presenten alguna enfermedad, demostrarles su cariño hacia ellos, pasando momentos agradables junto a ellos y buscando la ayuda de personas especializadas en el caso.
 
 

 

Referencia:

Duran, D; Orbegoz, L; Uribe, A & Uribe, J. (2008). Integración social y habilidades funcionales en adultos mayores. Colombia & España: Periódicos Electrónicos en Psicología. Recuperado el 04 de Octubre del 2014 desde http://pepsic.bvsalud.org/scielo.php?pid=S1657-92672008000100019&script=sci_arttext.