La enfermedad de Alzheimer es
una enfermedad neurodegenerativa, que se manifiesta como deterioro cognitivo y
trastornos conductuales. Se caracteriza por una pérdida
progresiva de la memoria y de otras capacidades mentales, a medida que las
células nerviosas mueren y diferentes zonas del cerebro se atrofian. La
edad avanzada es el principal factor de riesgo para sufrir esta enfermedad,
aunque en una minoría de casos se puede presentar incluso en edades menores a
60 años. Entre el 2% y el 3% de los menores de 65 años muestran signos de la
enfermedad, el 8% entre los mayores de 65 y hasta el 25% y el 50% en los
mayores de 85 años.
Los síntomas más comunes de la enfermedad son alteraciones del
estado de ánimo y de la conducta, (arrebatos de violencia...) pérdida de
memoria (incluso no reconocer a familiares, etc), dificultades de orientación,
problemas del lenguaje y alteraciones cognitivas. La enfermedad suele tener una
duración media aproximada de 10-12 años, aunque esto puede variar mucho de un
paciente a otro y ésta pasa por diferentes fases. En la inicial el enfermo
mantiene todavía su autonomía pero en la intermedia y la terminal, el paciente
pasa progresivamente a ser dependiente. En la actualidad no existe cura
para la enfermedad, pero sí tratamientos que intentan reducir el grado de
progresión de la enfermedad y sus síntomas.
Anualmente es recomendable a partir de los 60 años hacerse
análisis de sangre para medir el colesterol, el azúcar y la homocisteína, y
cada seis meses tomarse la tensión arterial para comprobar que sigue en los
valores normales. Además del tratamiento farmacológico, existen ciertas
evidencias de que la estimulación cognitiva ayuda a ralentizar la pérdida de
funciones cognitivas. Esta estimulación deberá trabajar aquellas áreas que aún
conserva el paciente, de forma que este entrenamiento permita compensar las
pérdidas que el paciente está sufriendo con la enfermedad. Si bien es un mal progresivo e
irreversible, según los expertos, es posible retrasar su aparición llevando
unos hábitos de vida saludables:
- Una dieta equilibrada: la obesidad no es precisamente
un aliado contra el Alzheimer; el sobrepeso, la hipertensión, el colesterol o
la diabetes son factores de riesgo que pueden acabar acarreando Alzheimer.
- Practicar ejercicio tanto físico como mental:
mantenerse en buena forma física y practicar algo de ejercicio diariamente
puede llegar a reducir a la mitad el riesgo de demencia. Además, mantener la
mente ágil es fácil si la ejercitas durante al menos 40 minutos al día. Puedes
hacer crucigramas, leer, escribir, aprender algo nuevo...
- Llevar una vida social plena: llevar unos hábitos
saludables, cuando se hace en pequeños grupos es más sencillo, porque se
mantiene una mayor motivación.
Por ejemplo, jugar a las cartas no sólo te hará pasar el rato;
es otra manera más de ejercitar la mente, controlar el estrés y no sentirse
aislado.
- Por ello, es recomendable visitar a un médico esporádicamente
para saber cómo se encuentra su salud física como mental actualmente, como
también, consumir una dieta balanceada, rica en proteínas y minerales, realizar
ejercicios, como es caminar por un parque cercano a nuestras casas, mantenernos
en contacto con nuestros familiares y amistades más cercanas, como también,
ejercitar nuestra mente, como es jugar a las cartas, ya que dichos consejos,
contribuyen a retrasar la aparición de dicha enfermedad. El doctor Martínez
Lage opina que el alzheimer hay que entenderlo como el resultado de nuestra
interacción con el ambiente y el estilo de vida que hayamos seguido.
Referencia:
Portal de la tercera edad en internet. (2014). El Alzheimer. España: Datacom
Multimedia, S.A. Recuperado el 04 de
Octubre desde http://www.tercera-edad.org/salud/alzheimer.asp
No hay comentarios.:
Publicar un comentario