Actualmente
se habla de una manera no tan abierta, acerca de los malos tratos que sufren
los adultos mayores ya sea, por parte, de sus hijos, enfermeras, vecinos, entre
otros. Afortunadamente hoy en día, este hecho se ha comenzado a reconocer en el
contexto científico internacional, y se admite que los adultos mayores también
constituyen una población susceptible de recibir malos tratos y este fenómeno
se considera como un gran problema social.
A
la mayoría de las personas todavía les es difícil comprender que este hecho
pueda ocurrir, porque consideran que solo se da en instituciones, como
también, les parece inimaginable que las
personas mayores puedan ser maltratadas en sus propios hogares. Gradualmente se
viene reconociendo que las personas adultas mayores están sufriendo abandono
y/o malos tratos en sus propios hogares o en los hogares de familiares cercanos
a ellos, por ello, se debe de tomar conciencia acerca de este tema y no creer
que en el mundo no se da con tanta frecuencia este tipo de hechos y que los
adultos mayores, no sufren de maltratos por parte de otras personas e inclusive
muchas veces, sufren en silencio, para no preocupar a sus hijos u otros
familiares cercanos.
Asimismo,
en la actualidad se piensa que los agresores hacia dicho grupo etario tienen
una patología, sin embargo, en las últimas investigaciones sobre el caso,
apuntan hacia la idea de considerar cada vez más al agresor como un individuo
no tan desviado hacia la norma. En oposición a dicho postulado, existen
investigaciones que indican que las personas que agreden a los adultos mayores,
pueden presentar psicopatologías más graves que los agresores de otros
colectivos.
Hoy
en día también se rechaza la creencia de
culpar sólo a la persona adulta mayor de su situación de maltrato y/o abandono
que sufre, y se están concentrado las acciones en hacer responsable al agresor
de sus propias acciones, a pesar de que no existan programas dirigidos para
aquellos que maltratan a dicho grupo etario, ni tampoco se hayan desarrollado
teorías terapéuticas a este respecto, de lo cual, se debe de tener en
consideración para poder ayudar a las personas víctimas de maltratos, para que
no se queden callados y puedan desarrollarse adecuadamente en la sociedad a la
que pertenecen.
Referencia:
Muñoz, J. (2002). Psicología del envejecimiento. Madrid:
Ediciones Pirámide.
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