domingo, 2 de noviembre de 2014

El precio del paso de los años ….


La etapa de la tercera edad, como los demás periodos de vida, se experimentan momentos de alegrías y se guardan recuerdos muy preciados.  Para algunas personas, que en sí, no son la mayoría, dicha etapa se observa desde la perspectiva en que el individuo se jubila y al tener mayor cantidad de tiempo libre, muchas veces, se quedan al cuidado de sus nietos, como también disfrutan al lado de sus demás seres queridos.  El jubilarse, puede permitirle a la persona, descansar después de haber contribuido con su trabajo a una institución por ejemplo, como también, les permite tener una adultez mayor digna, donde sientan bienestar y el apoyo de sus familiares.

Hay personas que se plantean metas o desarrollan actividades las cuales les permite distraerse y sentir tranquilidad en dicho momento, sin embargo, otras personas no viven su etapa de adultez mayor de la mejor manera, ya que, no tuvieron acceso a muchas cosas a lo largo de su vida, tienen problemas ya sean personales como familiares y  enfrentan situaciones que ellos perciben como complicadas. Una de dichas situaciones es el divorcio que tienen sus hijos, lo cual, también le afecta a dichas personas.

Cuando un hijo o hija se divorcia, muchas veces los hijos quedan a cargo de sus abuelos, ya que saben que estarán con personas que les darán un buen cuidado. Sin embargo, hay que recordar que cuando los hijos son pequeños, son muy juguetones y tienen mucha energía, lo cual, les dificulta a los adultos mayores, ya que no tienen tantas fuerzas para estar detrás de ello, viendo que hacen y si se caen, no van a poder cargarlos.  Como también, muchas veces, ya no tienen el ánimo necesario para corregirlos y más bien los engríen mucho.

El cuidar a los nietos, si se goza de una buena salud, no es ningún inconveniente, sin embargo, cuando el adulto mayor tiene una enfermedad, ello le dificulta poder cuidar adecuadamente a sus nietos, ya que pierden energías, no tienen ánimo y se desesperan al percatarse que no los pueden cuidar. Por ello, a pesar de que en dicha etapa las personas experimentan cambios en su organismo debido al envejecimiento normal, como es que sus órganos de los sentidos ya no funcionan como antes, hay personas que no se adaptan a dichos cambios y sufren de depresión, ya que sus familiares no comprenden de los cambios que están aconteciendo en él, tratándolos como si fueran niños.

 


Referencia:

Sánchez, G. (2014). Todo por servir se acaba. México: Esperanza para la Familia, A.C. Recuperado el 02 de Noviembre desde http://www.esperanzaparalafamilia.com/Rev/Articulos/PDFs/PDF0234.pdf

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