La
etapa de la tercera edad, como los demás periodos de vida, se experimentan
momentos de alegrías y se guardan recuerdos muy preciados. Para algunas personas, que en sí, no son la
mayoría, dicha etapa se observa desde la perspectiva en que el individuo se
jubila y al tener mayor cantidad de tiempo libre, muchas veces, se quedan al
cuidado de sus nietos, como también disfrutan al lado de sus demás seres
queridos. El jubilarse, puede permitirle
a la persona, descansar después de haber contribuido con su trabajo a una
institución por ejemplo, como también, les permite tener una adultez mayor
digna, donde sientan bienestar y el apoyo de sus familiares.
Hay
personas que se plantean metas o desarrollan actividades las cuales les permite
distraerse y sentir tranquilidad en dicho momento, sin embargo, otras personas
no viven su etapa de adultez mayor de la mejor manera, ya que, no tuvieron
acceso a muchas cosas a lo largo de su vida, tienen problemas ya sean
personales como familiares y enfrentan
situaciones que ellos perciben como complicadas. Una de dichas situaciones es
el divorcio que tienen sus hijos, lo cual, también le afecta a dichas personas.
Cuando
un hijo o hija se divorcia, muchas veces los hijos quedan a cargo de sus
abuelos, ya que saben que estarán con personas que les darán un buen cuidado.
Sin embargo, hay que recordar que cuando los hijos son pequeños, son muy
juguetones y tienen mucha energía, lo cual, les dificulta a los adultos
mayores, ya que no tienen tantas fuerzas para estar detrás de ello, viendo que
hacen y si se caen, no van a poder cargarlos.
Como también, muchas veces, ya no tienen el ánimo necesario para
corregirlos y más bien los engríen mucho.
El
cuidar a los nietos, si se goza de una buena salud, no es ningún inconveniente,
sin embargo, cuando el adulto mayor tiene una enfermedad, ello le dificulta
poder cuidar adecuadamente a sus nietos, ya que pierden energías, no tienen
ánimo y se desesperan al percatarse que no los pueden cuidar. Por ello, a pesar
de que en dicha etapa las personas experimentan cambios en su organismo debido
al envejecimiento normal, como es que sus órganos de los sentidos ya no
funcionan como antes, hay personas que no se adaptan a dichos cambios y sufren
de depresión, ya que sus familiares no comprenden de los cambios que están
aconteciendo en él, tratándolos como si fueran niños.
Referencia:
Sánchez,
G. (2014). Todo por servir se acaba.
México: Esperanza para la Familia, A.C. Recuperado el 02 de Noviembre desde http://www.esperanzaparalafamilia.com/Rev/Articulos/PDFs/PDF0234.pdf
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